jueves, 18 de agosto de 2011

Seguro


-Hola buenas tardes. ¿El dueño de la casa?
-El mismo.
-Mire, le llamo para hacerle una oferta…
-Lo siento, ya tengo ADSL, estoy abonada a la tele por satélite y suscrito a quince revistas.
-Bueno, yo le que ofrecía era un seguro.
-Tengo seguro de hogar, de coche, ampliación de garantía en el ordenador, el  Iphone, la cámara y hasta un seguro para cuando me muera, aunque esto último mejor no se lo diga a nadie que siempre es el principal móvil de asesinato en las películas.
-No, no, yo lo que le venía a enseñar es un nuevo tipo de seguro anti- soledad.
-¿Cómo dice?
-Le ofrecemos  un DHF (Dispositivo Humano Femenino) que toda la vida sienta compasión por usted y que podrá activar cada vez que se encuentre solo, triste y abandonado para que le abrace, le entretenga e, incluso, por un pequeño suplemento, le dé ciertas cosas que usted y yo sabemos. Además, no tendrá por qué comprometerse a nada con el mismo: no estará obligado a escuchar sus penas ni sacarlo a bailar. Es más, sus parejas pasajeras y amistades ni siquiera tendrán por qué conocer su existencia. Nosotros se lo instalamos y cuando usted necesite sus servicios no tiene más que llamarle, mandarle un e-mail o incluso cruzarse en su camino por la calle.
-Y…¿cuánto me dice que me costaría?
-¡Poco! Un regalo con cierto valor sentimental cada dos Navidades y su estupenda cara de puchero.
-¡Me ha convencido!
-¡Estupendo! No obstante, antes he de advertirle que la empresa no garantiza la completa salud mental del DHF después de unos cuantos años. En todo caso, siempre puede tirarlo y se lo cambiaremos por uno del color de pelo y nacionalidad que elija.

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