sábado, 20 de agosto de 2011

Ronco Pradillo, entrega primera.

Hola. Me llamo Ronco Pradillo y voy a hablar sobre dios y sobre Antonio Soler. Estos días, con el alboroto del papa en Madrid, he llegado a pensar muchas cosas. Si para ellos, la máxima del encuentro papal radica en la reflexión profunda para acercarse a dios (San Juan de la Cruz lifestyle), yo he llegado al polo opuesto: la duda forever and ever y de regalo unas preguntas baratas que demuestran, mediante alguna lógica, la no existencia de dios. De Antonio Soler hablaré al final.

Iré al grano. Es cachondo el sector eclesiástico. Sí. Nos la mete doblada en nombre de dios, y encima con humor. "Dios está en todas partes y es capaz de ver todo lo que haces, Ronco", me dicen desde pequeño algunas monjas del colegio. Si hubiese tenido los arreos y las herramientas para responder hubiese respondido irónicamente. Es normal, ¿no?, diría. ¿Dónde estaba dios cuando los dinosaurios? ¿Dónde estaba dios cuando el meteorito? ¿Dónde, antes de Jesucristo? ¿Podría decirme, señora monja, si dios estaba en la cima del Everest esperando al primer escalador que lo subió para darle una palmadita en la espalda? Estoy seguro de que dios, tal y como lo conocemos o, mejor aún, tal y como lo conocía el primer escalador, llegó con él. Porque dios es un hedor humano. Heces, una micción. Sudor en un polo rosa. Es decir, donde llegue el hombre, llegará dios en una de sus, me quedo corto, millones de manifestaciones en la mente de las personas, sean cuales fueren. Cuando el hombre se acabe, se acabó dios. No habrá más chiringuitos que montar porque nunca hubo una playa. Bye, bye. Y viene la monja, simpática, y me dice que dios está en todas partes. Con sorna, oye. ¿No va a estar? Si dios es todo también es mi mierda y toda la putrefacción. Y los homosexuales. Y la Iglesia se pone una sotana y esconde el perdón de los pecados detrás de una sábana blanca, magia. Y todos acojonados. Porque dios está en todas partes. Y solo un cura tiene el poder de perdonar, estando dios en todas partes. Trámites, supongo.

Y ahora, Antonio Soler. En parte es como un cura, esconde el mensaje de una novela detrás de una sábana blanca, de un modo místico, así que todos somos ascetas. Y todos con la boca abierta. Oh. ¿Qué habrá detrás de la sábana blanca? ¿Qué habrá en el cuarto oscuro? Y respecto a las metáforas, le pasa como al ejército norteamericano. Dispara doscientas veces y da una vez en el objetivo.

1 comentario:

  1. Hemos retrocedido en la idea de Dios. El Dios actual es un Dios tontorrón, como sus representantes. A mí me gusta aquel que estaba más allá de la materia, que no se manchaba con ella ni mirándola, que la había creado a través de un intermediario para no pringarse la manos. El alma como forma y el cuerpo como materia. Ah, eso eran concepciones teológicas.

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