viernes, 19 de agosto de 2011

Estoy justo ahí. En ese punto. En el punto de relajar cada músculo y sentir amor. Estoy en ese sitio que algunos ignoran. Disfrazada de gato sabio. De alma en pena. De lasciva perdición. En un momento de inconmensurable felicidad. Ahí. Donde se pierden los metros, los relojes, las magnitudes. Donde no hay dimensiones porque solo hay un instante en el que se juntan la sensación física con la certeza espiritual. Ahí, en una esquina, a salvo de la lluvia y de los salpicones de sucio barro, cerrando los ojos y viéndote claramente bajo la luz de la farola. Me tocas con tus manos holográficas y aunque no debiera las siento, me estremezco. Cierro fuerte los ojos y te siento.

3 comentarios:

  1. Si seguís escribiendo entradas como estas el adicto seré yo y no vosotros, pero a vuestras palabras. Enhorabuena, qué preciosa entrada!

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  2. Oye, oye. Comparto la opinión de jasato89. Qué desgracia, viciarse a estas alturas.

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  3. Oye, oye. Eso suena a reproche ^_^.
    Gracias de todos modos.

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