viernes, 16 de septiembre de 2011

Mentiras que te cuento antes de irme a la cama


El cuento que me persigue durante el día. Mi día cansado, soleado, agitado, alegre, caliente, angustiado. Mi día de consolar por activa o por pasiva. Mi día que no sabe cómo es hasta que no acaba. Sin identidad, sin certezas, sin valor, sin importancia. Sin rumbo pero con esperanza. Me deshago en cuartos de hora. Piezas desordenadas, recuerdos a destiempo, decisiones equivocadas, prisa y conducción temeraria. Las agujas del reloj, lapsus de tiempo, suspiros, aliento y desaliento. Las canciones que descargo. Los libros que me bajo. Las páginas que leo y releo. 
Cada instante es el día del que no me percato. El instante tierno del abrazo en la puerta del colegio. El instante sórdido en la mirada del vecino del tercero. Todos esos personajes de la novela de mi vida, puestos ahí por un dios imaginario. Gritan, me ceden el paso, me abren las puertas, pagan mi café, me rozan el brazo, me matan la reina, me regalan chocolate, versos, halagos, orgasmos. Como círculos que se solapan para demostrar una teoría en la que yo invento un cuento para embaucarte de nuevo. 

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